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martes, 10 de abril de 2018

Momentos de debilidad y esperanza.

Por circunstancias de la vida este día me sentí débil y derrotada, las enfermedades y situaciones económicas por las que estoy pasando no han sido fáciles, y simple mente me he sentido abandonada, sola y muy triste, con ganas de mandar todo al carajo y salir corriendo y no saber del mundo. No pude ocultarlo a mi hija y ella conoció el dolor que estoy sintiendo, y sus palabras me llenaron de mucha FÉ, estas fueron sus palabras, “Que pasa mami que no sos Bethy Arana la mujer que se pago una carrera con dos niños pequeños y con el mundo en contra, a donde está tu seguridad y tu fuerza mami, a donde esta mi mami, me dijo, la mujer que admiro todos los días, no podes darte el lujo de llorar ni de ponerte débil" Yo sólo la miraba y era como si mirara a Bethy Arana hablarse a sí misma. El punto es que a veces sentimos ese peso que ya no aguantamos y quisiéramos tirar la toalla, Bethy Arana no es de palo, también siente y sufre las injusticias que le han hecho, pero mi hija tiene razón no puedo darme el lujo de sentirme débil sola y triste, hay mucho que hacer no hay que perder la esperanza y la fuerza mejores tiempos vendrán, Quizá algunos se burlen por lo que me pasa, y la verdad no me importa lo que piensen o digan pero el punto de compartir esto es que el dolor que muchos de mis lectores han sentido yo también lo he vivido en carne propia, y por eso quiero cambiar este país para que entendamos que nada está en las manos de políticos que son incapaces de sentir el dolor de mi pueblo, Si no en aquel que ha pasado por nuestras mismas batallas, que sabe lo que sufre una madre soltera por el abandono del padre de sus hijos, de la familia y del estado, que sabe lo que sufre un joven que busca oportunidades y no las encuentra, lo que sufre un adulto mayor buscando salud y tampoco la tiene, en fin, solo quien ha pasado donde asustan comprenderá el dolor ajeno. Gracias hija por tu apoyo y tu amor, y por decirme las palabras que necesitaba oír, para salir de ese estado de derrota y tristeza. No perdamos la esperanza, y no dejemos de creer en nosotros mismos, Dios permite las cosas para que seamos fuertes, para estar preparados para las grandes batallas. Pero a veces necesitamos un empujón como este día que fue mi hija quien me animó a seguir luchando.

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